-Técnicas de Control “no químicas”; básicamente mediante trampas, cerramiento de accesos y sistemas repelentes o de ahuyentación por ultrasonidos.
-Técnicas de Control “químicas”; que utilizan diferentes formulados con poder rodenticida y en diferentes presentaciones (sólidas, líquidas, granuladas, en bloques o pastillas, en polvo, como cebos fresco graso, etc.).
En cualquier caso no se entenderán como excluyentes, sino como complementarias y de acción combinada.
Los rodenticidas químicos más efectivos son los anticoagulantes, principios de acción lenta y que por tanto no inducen recelo al cebo.
Todos ellos tienen un antídoto específico que es la vitamina k1.
La eficacia de los rodenticidas de uso es mayor en los de última generación (Bromadiolona, Difenacoum, Flocoumafen, Brodifacoum); de ellos destaca Brodifacoum y Flocoumafen como productos de dosis única, lo que los convierte en productos preferentes ante situaciones de especial gravedad o aparición de resistencias y como ratonicida de gran efectividad.
Para la distribución de los puntos de control se utilizan estaciones portacebos, que aseguran la mejor estabilidad de los mismos, la durabilidad apetente de la presentación y, sobre todo, la seguridad del tratamiento.
La localización de los cebos debe relacionarse en planos de ubicación y estadillos de control con el fin de poder determinar las vías de entrada y/o anidamiento.